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El Covid-19 golpea a la música en directo como un evento de exterminación masiva


El Covid-19 golpea a la música en directo como un evento de exterminación masiva

Se llama evento de exterminación masiva a un suceso que elimina a un 50 por ciento de las especies. En inglés se le denomina Extinction Level Event (ELE) y tal vez le resulte familiar a cualquier espectador que recuerde la película ‘Deep Impact’. Las causas de los eventos de extinción son normalmente desconocidas aunque se suelen achacar a meteoritos de varios kilómetros de diámetro, supervolcanes en erupción o supernovas cercanas. De las cinco que se conocen la más dañina fue la del Pérmico-Triásico que eliminó a un 96 por ciento de las especies.

La pandemia del Covid-19 que aflige en la actualidad a la humanidad se encuentra lejos de semejante nivel de catástrofe pese a los centenares de miles de muertos que está provocando pero, en el sector de la música en directo, lleva camino de convertirse en un ELE en toda regla. Sólo 1 de cada 10 promotores de conciertos esperan que su negocio sobreviva a la pandemia según un estudio de Musicaprocv, Asociación de Promotores Musicales de la Comunitat Valenciana.

Un paisaje desolador se asoma decididamente al antaño alegre mundo de la música en directo, ya fueran conciertos en salas o festivales, pese al permiso que se concede para llevar a cabo los eventos al aire libre con distancia social. La rentabilidad de estos espectáculos es muy modesta en comparación con la que se disfrutaba en el mundo musical pre-Covid y están sujetos a los vaivenes meteorológicos, el cielo unas veces protector y otras veces amenazante. Y lo peor es que no hay forma posible para reunir a las miles de personas que requieren las grandes giras internacionales en un mismo espacio, como un pabellón, para ser rentables en semejantes condiciones.

A los tiempos de convivencia con el coronavirus se les llama nueva normalidad pero, para el mundo de la música habría que llamarlo un nuevo comienzo. Con seis meses de Covid-19 ya empiezan a cerrar definitivamente salas de conciertos, los fondos saudíes empiezan a comprar grandes participaciones a precio de saldo de los titanes del sector (367 millones de dólares por ser el tercer socio en importancia de Live Nation) y los festivales y grandes giras se aplazan a 2021 de forma generalizada. Y todavía quedan casi 6 meses de 2020, un año del que nadie en el sector, y fuera, espera ya casi nada a falta de una vacuna.

Los ojos de algunos promotores quizá se humedezcan al pensar en 2021, el salvador, otros, más informados, perspicaces o pesimistas, sólo se les acelera el corazón al pensar en 2022. Para Marc Geiger, cofundador de la franquicia de macrofestivales Lollapalooza, los grandes conciertos y festivales no volverán hasta ese año, y no tiene porqué ser en enero. Así que si los conciertos de mascarilla, silla y distancia social son extraños en julio de 2020, con sólo seis meses de Covid-19, si la pandemia sigue en 2022, la situación de la música en vivo en ese año va a resultar tan extraña a nuestros ojos como la nueva Tierra del Planeta de los Simios. Como si una guerra nuclear hubiera borrado de golpe todo un paisaje familiar formado por abarrotadas y sofocantes salas de concierto y verdes praderas de césped artificial en festivales musicales veraniegos.

¿Será el fin de la música en directo? No parece probable que desaparezca pero sí que será distinta hasta por lo menos la llegada del ansiado remedio. Durante el ELE del Jurásico, los mejor adaptados para la supervivencia fueron los pequeños mamíferos al consumir mucho menos que los grandes dinosaurios. De la misma manera, los que más van a sufrir las consecuencias del parón de los conciertos son las grandes multinacionales, los artistas de caché millonarios –y nivel de vida semejante- y todo aquél que tenga unos gastos fijos elevados.

Por tanto, a falta de artistas internacionales, festivales musicales y grandes aforos, parece que se giran las tornas hacia el humilde músico local de liviano equipaje. Tendrían que aprovechar esta oportunidad, no parece que a los mamíferos les fuera mal.