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Desaparece la formación clásica de Motörhead con la muerte de Fast Eddie


Desaparece la formación clásica de Motörhead con la muerte de Fast Eddie

Eddie Clarke, llamado Fast Eddie, ha muerto debido a una neumonía a los 67 años y, con él, ha desaparecido la formación clásica de Motörhead: Lemmy Kilmister -voz y bajo-, Phil 'Philthy Animal' Taylor -bateria- y el mismo Fast Eddie -guitarra-.

Juntos grabaron algunos de los mejores discos de Motörhead como 'Ace of Spades', 'Bomber' y 'Overkill'. El guitarrista perteneció al grupo desde 1976 hasta 1982.

A mediados de 1982, durante la gira norteamericana del disco 'Iron Fist', dejó Motörhead debido a las continuas discusiones con Lemmy. Fast Eddie no estaba contento con este disco y fue reemplazado por Brian Robertson -ex-Thin Lizzy- y Eddie fundó el grupo Fastway con Pete Way de UFO. A posteriori, Fast Eddie aseguró que lo echaron del grupo por culpa de Phil Taylor.

¿Y como eran los conciertos que los Motörhead clásicos hicieron en España durante esta época? Mirando las hemerotecas de los periódicos está claro que los cronistas no estaban preparados...

La única vez que los Motörhead clásicos actuaron en España fue en 1981, durante la gira del 'No sleep 'till Hammersmith ': Frontón Anoeta en Donostia, Palacio de Deportes de Barcelona y Pabellón del Real Madrid en Madrid.

En la edición del 16 de diciembre de 1981, el rotativo La Vanguardia publicó una crónica del recientemente desaparecido Albert Mallofré que tituló con un anodino 'Motorhead en acción' con un subtítulo más impactante: "Buen concierto de rock heavy en un ambiente de violencia ".

¿Qué pasó? Pues queda claro que al cronista no le gustó ni Motörhead -al grupo invitado Tank ni lo menciona-, ni su música ni su público. Algunas de sus valoraciones son las siguientes: “¿Música? Bueno, hay que entender que la cosa no va por ahí”; “de sus instrumentos no emergen notas musicales reconocibles sino que más bien eructan, o escupen, violentos sonidos desgarrados que se mezclan violentamente entre sí”; “dos de los músicos ponen también a contribución sus cuerdas vocaIes pero no para cantar, evidentemente, sIno para proferir rugidos guturales estentóreos y no precisamente con arreglo al texto de una canción (a quién le interesaría?); “abundaba un tipo de auditorio sumamente agresivos violento, que andaba fuertemente colgado y que provocaba al resto de los espectadores un clima de incomodidad muy desagradable, lo que impedía observar el espectáculo del escenario con un mínimo de sosegada atención”; “la situación se pone tensa y el ambiente se va electrizando, la curiosidad se tropa en náusea y el instinto periodístico se muda en instinto de conservación, puro y simple” y acaba la crónica de forma estentorea “y así no se puede valorar Motorhead ni Cristo que lo fundó”.

Según la web AgenteProvocador, los Motörhead terminaron la noche del concierto de Barcelona de 1981 en el Rivelinos. Vale la pena darle un vistazo a esta nota al público interesado en Motörhead.

No se puede decir que el periodista no haya escrito una crónica 'colorista' aunque no haya mencionado el nombre de una sola canción del grupo. Si el 'plumilla' sufrió poco durante el concierto del año 1981 en el Palacio de Deportes de Barcelona, ​​parece que este 'colorismo' gustó y enviaron al pobre Mallofre el año siguiente a ver... ¡Motörhead! Actuaron en Barcelona en 1982, con Tigres de Metal como grupo invitado, cuando Fast Eddie ya había dejado el grupo.

A Mallofre seguramente no le gustó la idea. Tituló su crónica del domingo 21 de noviembre de 1982: "El grupo británico Motorhead dio un redundante concierto".

Comienza la crónica de forma estelar relacionando "dirty rock" o heavy metal con fascismo: "en una vía opuesta al concepto tradicional de la música que amansa las fieras, ya que de este modo se pretende captar la voluntad del auditorio agrediendo físicamente sus timpanos con desatada ferocidad. En cierto modo, por lo que tiene de anular toda resistencia y atar la participación unánime con tiranía absolutista, se podría especular sobre las connotaciones fascistas que entraña esta forma de expresión musical".

Es tal la atención que Mallofre tiene por concierto y el grupo que ni siquiera se da cuenta que Fast Eddie ya no está en la formación de Motörhead -su último concierto lo dio el 14 de mayo de 1982 en el New York Palladium -: "El dinámico grupo Motorhead es exactamente un trío, integrado por Eddie Fast Clark a la guitarra, Lemmy Kilmister (su veterano fundador) al bajo y Philly ‘Animal’ Taylor al mando de una de esas baterías dobles, como para ser manejadas con cuatro manos y cuatro pies".

En el diario 'Avui' la crítica del concierto de la formación clásica en el concierto de 1981 en Barcelona no mejora. A Jordi García-Soler le cuesta aceptar que Motörhead hagan música: "¿Música? Personalmente me cuesta mucho admitirlo. Ni Los Ramones, ni AC-DC, ni ningún otro grupo, no llegan al límite de transgresión de todas las normas musicales que Motorhead es capaz de hacer. «Hard rock»? Quizás sí. Lo que es cierto, sin embargo, es que Motorhead hace algo -música? - que gusta a un cierto público".

Gusta tanto al que incluso Lemmy tiene su procesión laica en Barcelona llamada 'Lemmysyou', aquí están las fotografías.

De hecho, ni siquiera fue un concierto: "Porque efectivamente anoche no tuvo lugar un concierto, es decir, una velada musical, sino un extraño fenómeno cuya calificación se convierte casi inútil" asegurando que ofrecieron "... una demostración alucinatorio, agresiva, violenta, salvaje, de su manera de entender el rock ".

Efectivamente, García-Soler es el encargado de la crónica del concierto de 1982 y ya deja ver su parecer sobre el grupo en la previa del concierto: "Es en esta misma línea que hay que entender el auge actual del heavy metal, una moda rockera más caracterizada por el cultivo de una altísima potencia sonora y de una agresividad expresiva espectacular. Esta línea de trabajo rockero, de la que Motorhead es un exponente cualificado, cuenta ahora con adhesiones multitudinarias entre los aficionados de todo el mundo, y lógicamente también en nuestro país, aunque todavía queda por demostrar su valía real como forma de expresión musical. "

De su crónica de 1982 en Barcelona, ​​el periodista incide una y otra en la excesiva potencia sonora y asegura que este es el grupo que actuó: "Ultra la personalidad de Lemmy Kilmister, líder indiscutible del grupo, Motorhead tiene ahora entre sus miembros a Philty Taylor y Fast Eddie Clark, y la colaboración puntual, como invitado especial, de Brian Robertson, antiguo guitarrista del grupo Thiw Lizzy ". Tampoco parece haberse dado cuenta de que Fast Eddie ya no está al grupo, la pregunta es cómo pudo ver dos guitarristas diferentes sobre el escenario...

El archivo del diario 'El Periódico' parece que todavía está en pruebas y no funciona del todo bien. No da ningún resultado ni por 'Motörhead', 'Lemmy' o 'Kilmister'.

En la Hemeroteca del diario 'El País' si que se encuentran las crónicas de aquellos dos conciertos, 1981 y 1982, en Madrid. La primera, firmada por José Manuel Costa, la titula "Motorhead, los más bestias". Imaginativamente asocia el conciertos de los británicos con los Sanfermines: "Al igual que en Pamplona cuando revienta el chupinazo, la masa parece perseguir con afán un estado de obnubilación total, uno capaz de permitirle corretear a los toros o de aceptar encantada la aniquilacion sonora que emiten los grupos de rock duro".

Parece que el periodista del diario madrileño tampoco era un gran fan de Motörhead: "Se trata de llegar a la barbaridad más absoluta con el mínimo de música posible. Porque, uno a uno, los instrumentistas del grupo parecen no tener el menor empeño en demostrar cualquier sutileza más allá de la agresión, porque sus canciones son apenas cuatro acordes sobre un ritmo igualmente machacón, porque toda la gracia de su cantante y bajo, Lemmy Kilmister, consiste en poner una voz agónica, a ver si se queda sin ella".

Termina su crónica de forma tan brutal como el mismo espectáculo que describe: "Finalmente, el único interés real del asunto era comprobar si hubo muertos, bofetadas o cuánta gente cayó doblada por el exceso. Eso fue el concierto: la estética del garrote. "

El año siguiente, al igual que a su colega Mallofre, El País vuelve a enviar a Costa a hacer la crónica de un concierto de Motörhead. Sin embargo, a diferencia del cronista de 'La Vanguardia', él sí se da cuenta que ya no está Fast Eddie.

Lo primero que hace hincapié en la crónica de Motörhead de 1982 es la nefasta organización del evento. Si en 1981 asistieron al concierto de Motörhead en el Pabellón del Real Madrid unas 5.000 personas, en 1982 sólo hubo unas 1.500, según el cronista, por la nula promoción del concierto.

Costa valoró positivamente que el grupo, a diferencia de otros de heavy metal, fuera más sobrio en su estar sobre el escenario: "los tres componentes del grupo no reproducen prácticamente ninguno de los tics que los demás pesados acostumbran a ejercitar, tales como abrir las fauces cuando hacen un solo, subir y bajar la guitarra en grandes esfuerzos que se revelan poco o nada sinceros y barridos de melena tan forzados como gratuitos."

No fue así con su música: "La música ya se conoce: rock a todo trapo, con la voz asmática de Lemmy surgiendo brevemente sobre un mogollón de sonido tremendo, en el que la totalidad vale bastante más que las partes, siendo éstas en muchas ocasiones confusas y difusas."

Una lástima que el diario 'ABC' no tenga crónica de los conciertos de Motörhead pero si una breve previa del concierto de 1981 en la que describe el estilo de Motörhead como "rock-bronca".