Esperanza Spalding se come el Cruïlla 2016

Impresionante, sorprendente y de calidad son formas de describir el concierto que ha ofrecido Esperanza Spalding en el festival Cruïlla 2016. Aunque la estadounidense ha actuado casi la primera en el macroevento del Foro, el viernes 8 de julio a las 19.00 horas, ha dejado boquiabierto al público con una propuesta similar a una ópera rock al estilo de las grandes bandas de rock progresivo de los '70, llena de simbolismos, transformaciones y preguntas elementales sobre el amor, el aprendizaje, la fe y la vida en general .

Entre las cosas que se ha oído decir al público una vez terminada su actuación, de nombre Emily's D + Evolution', hay una muy reveladora. Un joven le ha dicho a su compañera: "no he entendido nada pero me ha flipado mucho".

Spalding ha aparecido en escena vestida con un enorme vestido triangular y lo que parecía una peluca con los pelos al estilo afro tras enseñar un cartel con la palabra 'Prologue'. Después se ha metido dentro de su propio vestido, que se ha dado la vuelta a sí mismo, y ha aparecido por debajo vestida toda de blanco 'nuclear' y con el pelo liso.

La cantante de voz prodigiosa y bajista excepcional -y en este espectáculo también performer-, proveniente del mundo del jazz y del soul y que ha necesitado tres años para crear esta obra, se ha adentrado en un terreno más eléctrico de rock y funk con la compañía de un guitarra, un batería (Christian Scott) y tres coristas con trajes de un amarillo brillante -desafiando a Molière- que en un momento dado han empezado a bailar entre el público. Un cambio bastante radical en su carrera musical de la que Obama citaba como su artista favorita.

La música que ha interpretado este grupo podía sonar tan caótica, feroz y disonante como armoniosa y llena de paz. Podríamos decir que suena a prog-rock, jazz fusión o funk y aún nos faltarían estilos. Eso sí, sin coros o endulzantes 'fáciles', y todo envuelto en un espectáculo muy teatral en el que ella interpreta el papel de su alter ego 'Emily', una especie de personificación de la libertad individual, y el coro parecen ser la personificación de la sociedad que con sus normas, leyes, tradiciones y costumbres, modelan de forma implacable el espíritu de Emily.

Un concierto muy singular que refuerza la calidad musical del festival, lástima que no hubiera actuado un poco más tarde y no al Sol de las siete de la tarde y que el Cruïlla no use el Auditorio del Forum, es un concierto para ver en un gran teatro, no por comodidad del espectador sino que el público suele estar más callado. Único punto negativo de este enorme concierto.

A la misma hora que actuaba Esperanza Spalding también ha cantado Cat Power con su peculiar voz en un escenario próximo, otra vez actuando en el Cruïlla. Poco después, Adrià Puntí, personaje único, mostró gran estado de forma en el que se encuentra presentando su último trabajo 'La clau de girar el taller'.

Si el concierto de la Esperanza Spalding ha abogado por la sofisticación, Damien Rice ha puesto los sentimientos a flor de piel del público sólo con su guitarra y su voz conmovedora.

La juerga festivalera con sus saltos, sudor y cerveza derramada ha comenzado de verdad con el concierto de Bunbury interpretando canciones en solitario y nuevas versiones de la de los Héroes del Silencio, temas con mensajes crípticos que, sorprendentemente, los espectadores se conocen enteras.

Una fiesta que ha aumentado su intensidad con la música tribal de los Crystal Fighters, lejos de los mensajes intelectuales, que han hecho que el público saltara y bailara de forma imparable, ya como en un festival más al uso y que ha continuado con las actuaciones de Bomba Estéreo, los Seeed que han elogiado "el Barça de Messi, Iniesta y Piqué" pero que "para cerveza la de Alemania, la de Barcelona sabe a pis", la épica de Vetusta Morla, Rudimental.. .

Un caso curioso fue el de los valencianos Zoo que se han encontrado la sorpresa, como han asegurado ellos mismos desde el escenario, de un numerosísimo público que los ha escogido a ellos para verlos y no a Vetusta Morla, por ejemplo. El concierto del grupo de hip hop con mensaje político de los Zoo ha contado con colaboración de un músico del desaparecido grupo valenciano Obrint Pas.